Durante el embarazo, las necesidades energéticas del bebé son abastecidas principalmente por la transferencia de azúcar (glucosa) a través de la placenta. Una vez que nace y el cordón umbilical ha dejado de latir, se retira el suministro de azúcar materna y puede darse lugar la hipoglucemia en recién nacidos.
Por esto, es normal que durante las primeras horas después del parto los niveles de azúcar en la sangre de un bebé bajen, lo que se denomina HIPOGLUCEMIA, pero tienden a subir espontáneamente al día de nacido restaurándose completamente a las 96 horas.
¿Es peligrosa la hipoglucemia en recién nacidos?
Esta baja de azúcar en la sangre es transitoria y normal. Les pasa a todos los bebés, independientemente si son amamantados con leche materna o de fórmula.
En la mayoría de los casos no significa un riesgo ya que los bebés pueden utilizar fuentes de energía alternas para compensar el bajo nivel de azúcar, una de ellas es mediante los cuerpos cetónicos.
Las pruebas de rutina no suelen ser necesarias, porque este bajón de azúcar es una parte normal del proceso de adaptación del niño a la vida fuera del útero.
Cabe destacar que algunos bebés necesitan de una supervisión médica porque tienen un riesgo mayor de presentar una baja significativa de azúcar en sangre.
Estos son los que nacieron prematuros, los que tienen bajo peso para su edad gestacional, los que tienen un excesivo peso y también los hijos de madres diabéticas.
¿Cómo evitar la hipoglucemia en recién nacidos?
El contacto del bebé con la piel de su madre es indispensable para mantener elevados los niveles de azúcar en sangre, porque el acercamiento ininterrumpido entre ellos le ayuda a mantener el calor, y por ende el niño no necesita emplear demasiada energía para tratar de mantener su temperatura estable.
Por otro lado, las madres son capaces identificar de forma inmediata la señal de hambre en su hijo y alimentarlo a demanda.
Sintomas de hipoglucemia en recién nacidos
Cuando el niño tiene ya un nivel de azúcar demasiado bajo presenta síntomas inequívocos
- irritabilidad
- temblores
- nerviosismo
- llanto agudo
- letargo
- succión sin fuerza
- rechazo de la alimentación
- respiración rápida
- problemas para mantener la temperatura.
En estos casos se le realiza un análisis de laboratorio y debe recibir alimento de forma frecuente (cada 1-2 horas). En caso de que el cuadro no mejore se le administra además glucosa por vía intravenosa.
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